Me daba la sensación de que aquellas personas que me lo decían me auguraban una dimensión de la realidad que está no accesible a todas las mujeres, sino solo a aquellas que se convierten en madres.
Como si existiera un momento en el que una se transformara en algo que antes no era… Pero, ¿qué era convertirse en madre?
Según el significado literal e intencional de esas frases, la maternidad se iniciaba cuando sabías de la existencia de un embarazo. Sin embargo, yo estoy en absoluto desacuerdo con la idea de que una mujer se convierte en madre solo cuando tiene hijos.
Esa no fue mi experiencia porque a todas aquellas mujeres que me decían que había un tipo de amor que yo no conocía (antes de tener a mi hija), yo siempre les respondía en mi mente: “sí que conozco ese amor, lo conozco tanto que he estado pensando en mis hijos antes incluso de que existieran”.
Y, de hecho, quiero ir incluso más allá… el amor a los hijos empieza por el amor a una misma.
En mi experiencia, mi hija vino a dar forma a ese amor, a humanizarlo, y contenerlo en un pequeño cuerpo perfecto, lleno de vida… pero ese amor ya existía y yo lo había estado cultivando desde hacía muchos años atrás. Cada vez que me cuidé, la amé. Cada vez que me permití caer y levantarme, la amé. Cada vez que crecí como persona, la amé. Y cuando la tuve, la volví a amar.
En mi forma de verlo, quizás existan muchas formas de maternidad pero sólo un camino… el amor.
Helena García
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